domingo, 16 de octubre de 2011

Ventajas de la producción de alimentos orgánicos

Respetar el medio ambiente es uno de los principales objetivos de los productores de alimentos orgánicos. Al trabajar en el campo sin utilizar elementos químicos interviniendo protegemos así el medio ambiente, se mantiene la biodiversidad, un sistema estable sin venenos en el medio. La disminución de la diversidad biológica es uno de los principales problemas ambientales de la actualidad. La agricultura orgánica preserva las semillas para el futuro, impidiendo, de este modo, la desaparición de algunas variedades de gran valor nutritivo y cultural también respeta el equilibrio de la naturaleza contribuyendo a la preservación del ecosistema. El equilibrio entre la agricultura y la forestación y la rotación de los cultivos, permite la preservación de un espacio rural capaz de satisfacer a las futuras generaciones.
Cuando consumimos alimentos orgánicos colaboramos con la conservación del medio ambiente y evitamos la contaminación de la tierra, el agua y el aire.  
Se protege el suelo que es el clave en el sistema de producción y para el planeta en si. Cuando haces extracciones muy fuertes y no incorporas materia orgánica, el suelo se va degradando. El suelo es la base de toda la cadena alimentaria y la principal preocupación de la Agricultura Orgánica. Cualquier práctica de laboreo del suelo debe buscar la conservación de la fertilidad del mismo e, inclusive, mejorar su condición, en particular por el aumento del contenido en humus de las tierras aradas.
No hay contaminación de agua con pesticidas agroquímicos. La práctica de la agricultura ecológica, que no utiliza productos peligrosos ni grandes cantidades de nitrógeno -que contaminan y lesionan el agua potable- es una garantía permanente de obtención de agua para el futuro. De otra parte, existen muchísimas frutas y verduras en el mercado que ofrecen una buena apariencia a pesar de haber sido regadas con aguas contaminadas.
Con respecto a la contaminación del aire, la agricultura orgánica reduce la utilización de energía no renovable al disminuir la necesidad de sustancias agroquímicas (cuya producción requiere una gran cantidad de combustibles fósiles). La agricultura orgánica contribuye a mitigar el efecto de invernadero y el calentamiento del planeta mediante su capacidad de retener el carbono en el suelo. Muchas prácticas de gestión utilizadas por la agricultura orgánica (como la labranza mínima, la devolución de los residuos de las cosechas al suelo, la utilización de cubiertas vegetales y las rotaciones, así como la mayor integración de leguminosas que contribuyen a la fijación del nitrógeno), incrementan la devolución de carbono al suelo, lo que eleva la productividad y favorece el almacenamiento de carbono.
La agricultura orgánica respeta el equilibrio de la naturaleza contribuyendo a la preservación del ecosistema. La agricultura orgánica permite la revitalización de la población rural y restituye a los agricultores la dignidad y el respeto de los que son merecedores por parte de la población en general por su papel de guardianes del paisaje y de los ecosistemas agrícolas.
Respeto al bien estar animal. Un animal bien cuidado y sin estrés produce más y es saludable.  El objetivo de la ganadería orgánica es evitar el estrés de los animales y favorecer el crecimiento en semi libertad. Los animales crecen a su ritmo natural y en condiciones de vida adecuadas, nunca han sido manipulados artificialmente para lograr una mayor producción. Su alimentación se basa en forrajes orgánicos exentos de pesticidas, fertilizantes y transgénicos. Los animales son criados en forma más humana. En el caso de productos de origen animal como huevos, leche y carnes los animales son alimentados con alimentos naturales y criados en forma más humana. Por ejemplo a las vacas no se les tienen encerradas todo el tiempo.
El proceso de la producción orgánica permite que el producto que llega al hogar lo haga de manera más pura y a la vez se protege el suelo de diferentes materiales. Los vegetales que se producen son más sanos, el alimento llega más que limpio al hogar, sin antibióticos ya que el  tratamiento veterinario que recibe el ganado, salvo excepciones muy especificas, suele ser homeopático y su enfoque es preventivo, evitando la administración de antibióticos, tranquilizantes u hormonas.
Al mantener los animales sin condiciones de hacinamiento estos no requieren el uso de antibióticos. Por ejemplo a las vacas no se les inyectan hormonas para que produzcan mas leche. En las carnes, está comprobado que las orgánicas son más magras porque tienen menos grasa intramuscular.  Además, las carnes orgánicas no sufren de contaminación biológica, como ser el mal de la vaca loca (encefalopatía espongiforme bovina), la fiebre aftosa, la intoxicación con Escherichia coli (famosa en hamburguesas industriales), ni salmonelosis (en huevos y aves) ya que las certificadoras controlan la trazabilidad en los ganados. La trazabilidad es el conjunto de procedimientos técnicos que permite identificar y registrar a un animal desde su nacimiento hasta el final de la cadena de comercialización en sus distintos cortes y subproductos.

Los principales procedimientos que rigen la producción de carne ecológica, dentro del contexto de las normativas de producción orgánica, podrían resumirse en el siguiente listado:

  • No uso de fertilizantes químicos.
  • No uso de pesticidas o herbicidas químicos en los campos orgánicos.
  • No uso de subproductos de origen animal como alimentos para los animales.
  • No uso de hormonas ni promotores de crecimiento o esteroides.
  • Respetar el bienestar de los animales.
  • No uso de alimentos genéticamente modificados.
  • No utilización de animales genéticamente modificados.
  • No irradiación de la carne.
  • No transferencia de embriones.

A mediados del siglo veinte la producción agrícola sufrió grandes transformaciones. Los alimentos dejaron de ser el producto de una relación equilibrada entre el agricultor y la naturaleza y se convirtieron en objeto de especulación, del cual lo único que realmente importaba era su valor de mercado.  Una alternativa que se propone es la producción agroecológica que se trata de una manera de producir que no solo prescinde de los monocultivos, los agrotóxicos, los fertilizantes químicos y los transgénicos, sino que es también una forma de relacionarse con el otro y con la naturaleza.
Con respecto a la producción animal, en la finca agroecológica, las vacas lecheras, los cerdos, las aves de corral y la cría de lombrices permiten cerrar el ciclo productivo, ya que los vegetales que sobran de la cosecha de la huerta orgánica pueden utilizarse en la alimentación del ganado y de las lombrices, cuyas defecaciones vuelven a aprovecharse como abono en la producción de hortalizas.
La apicultura es ideal para la huerta porque existen especies vegetales que son muy atractivas para las abejas; por ej.: la albahaca. Las abejas contribuyen a la polinización natural de muchas especies hortícolas y se crea una interacción entre los vegetales y las abejas.
Hay líneas de subvención de países desarrollados donde se promueve esto apoyando a productores orgánicos. Muchos países del norte (por ejemplo, los países integrantes de la UE y los Estados Unidos de América) apoyan económicamente la adopción de la agricultura orgánica, así como algunos países en desarrollo (como Túnez). Esto puede ser muy importante para la economía agrícola ya que el periodo de adopción a menudo conduce a la disminución del rendimiento porque se necesita algún tiempo para que se restablezca plenamente la actividad biológica del agroecosistema. La intervención puede presentarse en diversas modalidades, desde la compensación por pérdidas (ya que en el proceso de adopción los productos no pueden venderse como orgánicos), la integración de los costos adicionales (por ejemplo, de certificación) al apoyo para la creación de infraestructura (por ejemplo, compra de maquinaria o adaptación de las construcciones rurales). Esta ayuda puede proporcionarse durante la etapa de adopción pero también, en algunos casos, posteriormente, durante cierto periodo o a través de otro plan de apoyo. Estos pagos a menudo se realizan como suma específica por hectárea, pero también pueden ser reducciones fiscales o condiciones favorables para la obtención de créditos. La ayuda directa puede complementarse con ayuda económica indirecta, por ejemplo: inversión en investigación, extensión rural y capacitación para los agricultores, y fomento del mercado orgánico (campañas de difusión). El sobreprecio pagado por el consumidor por los productos orgánicos también constituye un incentivo económico para el agricultor. Sin embargo, la ayuda disponible para los agricultores es muy específica de cada país.
Gracias a la dimensión humana que estos emprendimientos asumen en las prácticas ecológicas y la gestión adecuada de los recursos locales, los productos agroecológicos generan oportunidades de creación de empleos permanentes y dignos. Beneficia a los pequeños productores, porque se práctica el comercio justo, es decir una sociedad comercial basada en el diálogo, la transparencia y al respeto. También ofrece mejores condiciones comerciales a los trabajadores. Y todo esto junto lleva a una actividad rentable, que fomenta la elaboración de productos en beneficio al medio ambiente y ayuda a disminuir la migración del campo a la ciudad o de las personas que viven en países en vías de desarrollo a grandes urbes. En pocas palabras revalora el trabajo de campesinos, artesanos y comunidades marginadas.

México no se queda atrás. De acuerdo con el Servicio de Información y Estadística Agroalimentaria y Pesquera, el crecimiento de la producción y comercio de alimentos orgánicos ha aumentado en todo el mundo y está valuado en 25 millones de dólares. En nuestro país ha experimentado un crecimiento anual del 45%. Y de 1996 a 2000 hubo un importante incremento de hectáreas dedicadas al cultivo de orgánicos: de 23 mil a 102 mil, y de 2000 a 2005, el terreno aumentó a 400 mil hectáreas. Eso indica que la preocupación por el tema orgánico, el medio ambiente y la salud está aumentando. Hoy, cerca de 140 mil productores orgánicos mexicanos trabajan a lo largo de nuestros suelos agrícolas, porque el pago es más alto para ellos que para los agricultores regulares.

campo imperatore
Foto e Flickr. CC Por bendeluca

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